Internet: El mundo va a ninguna parte

Internet: El mundo va a ninguna parte

Las redes sociales le han dado poder a peligrosos grupos de ideología extremista que inundan Internet con noticias falsas o con peligrosas ideas que juegan con la necesidad o las emociones de la gente, y los gobernantes son cada vez más indolentes y dirigidos por los intereses de las multinacionales y la banca mundial.

¿Estamos en el camino correcto? ¿Podríamos cambiar la situación actual del Internet a favor de la verdad? ¿Hay posibilidad de un cambio? Sí se puede; pero está en nosotros hacer la tarea:

  1. No compartamos las noticias falsas. Las cadenas de Whatsapp ya han causado la muerte de personas inocentes en algunas partes del mundo; el problema más grande con ellas es que llegan de diferentes orígenes, y muchos piensan «si otros lo comparten y lo afirman, es la verdad». Es importante comenzar a hacer campañas o grupos que se encarguen de tomar las noticias falsas y desmentirlas, y que tengan también amplia difusión en la opinión pública.
  2. Estudiar con exactitud sobre un tema que sea de debate en la actualidad. Los extremos son malos, y de eso se han encargado algunos colectivos para imponer su pensamiento. El caso más extremo es Estado Islámico, quien con un discurso de apego radical al Islam y de una enorme recompensa espiritual, ha logrado captar la atención de un gran número de personas en el mundo. Aunque este tipo de estrategias no son nuevas en el mundo, han tenido una repercusión mayor por la globalización, pues el mensaje llega más rápido a los internautas; y en muchas ocasiones es difícil de rastrear por el cifrado. La propaganda en favor de las ideologías se debe analizar con cuidado, siempre observando el propósito que este encierra, y sumándole seguridad en nosotros mismos para no permitir que esto nos manipule.
  3. Lo mismo aplicaría para los extremistas políticos (Sea de izquierda o derecha), porque cada uno de los extremos intentará desacreditar al otro bombardeando a la opinión pública de rumores, capaces de desviar la atención de las propuestas de candidatos o la labor y capacidad de los políticos en los organismos públicos. Los rumores se fundamentan en mentiras bien elaboradas que las personas creen rápidamente, pues estas se envían por medios de comunicación y por Internet de manera masiva, y no les da tiempo para confrontar lo que ven u oyen sobre estos datos.
  4. El Internet abrió la puerta para la libertad de expresión; pero al no haber un control, muchas personas se han encargado de llevar al extremo sus opiniones y no admiten contradicciones ni críticas a las mismas, aunque estén erradas o no sean acordes con la realidad. Los comentarios también se han desbordado y se han vuelto cada vez más crueles, pues los señalamientos contra una persona o una idea se recrudecen hasta el punto de alejar e intimidar a la gente.
  5. El dilema de la imitación.  El Internet nos muestra solo una cara de lo que son y sienten las personas; Instagram es un ejemplo. Muchos postean información y fotografías con lo que muestran su vida, viajes, compras, lujos o situaciones diversas, y algunos han intentado llevar ese mismos estilo de vida sin tenerlo. ¿Qué tan acertada es la realidad detrás de aquellas fotos? No estamos seguros de ello; pero son parte de lo que las personas intentan ser, hasta el punto de llevarlo al extremo. Otros buscan la fama sin importar perder su dignidad o pasando por encima de la ética y el respeto hacia los demás, que se ha visto con los vídeos de Youtube o las páginas de publicidad en redes sociales como Facebook o Tumblr.

Los grandes cambios vienen con las pequeñas acciones. Que no se nos haga tarde para recuperar nuestra humanidad.